La Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), junto con el RGPD, regula cómo las empresas tratan la información personal de clientes, empleados y proveedores. Su objetivo es proteger la privacidad y asegurar un uso transparente y seguro de los datos.
Cumplir con la normativa evita sanciones y refuerza la confianza. Una empresa que gestiona bien los datos transmite profesionalidad, responsabilidad y respeto por las personas.
Entre las obligaciones: cláusulas informativas, contratos de encargo de tratamiento, políticas de privacidad y medidas técnicas y organizativas. Todo debe adaptarse a la realidad de cada empresa y actualizarse con frecuencia.
En definitiva, la LOPD es una oportunidad para ordenar procesos, reducir riesgos y convertir la protección de datos en una ventaja competitiva.